Avanzar
Mía, he leído tu carta.
Es increíble cómo le escribes a Lucía y me la entregas a mí.
Hablemos claro, el arrepentimiento y la culpa no sirven de nada si no buscas una solución, si no aprendes o evolucionas.
El cambio es posible en todas sus formas, no me niego a ello, pero es un proceso doloroso y deconstructivo, al que jamás te has dispuesto.
No puedo culparte porque yo he estado en ese punto de cero retorno, porque yo misma me he negado la posibilidad de amar una vez más y que me amen, porque estaba cansada y fatigada de dar de mi, lo que simplemente no tenía.
Mírame, soy apenas un atisbo de lo que conociste, tengo tanto rencor, tantos miedos, tanto de todo.
Pero si te soy sincera, este dolor que tengo aquí dentro es apenas un poco a comparación del que sentía cada vez que me prometías algo y todo se iba al infierno.
La frustración de verte todo el tiempo buscando otras personas, de ver cómo constantemente buscabas atención de alguien que no fuera yo, ver tus vacíos asomándose y que los llenaras con cualquiera que representara en ti una nueva conquista, porque no te fue suficiente mi amor, mi cuerpo, mi mente, yo.
El escuchar que me llamaras loca cuando te replicaba tu falta de atención hacía mi, tus secretos, tus mentiras, tus verdades a medias, tu forma tan peculiar de huir de mí.
Mi mente decía, observala, cómo coquetea sin ton ni son con cualquiera, con quién sea y tu aquí, calmando tus demonios con tal de no escuchar lo loca y celosa que eres.
Me llenaba de rabia, de tristeza, de dolor... quedarme paralizada entre la línea delgada que hay entre ser una psicopata y alguien a quién le están creando nuevas inseguridades o alimentadolas.
Dice mi psicóloga que quizás mis exigencias solo proyectaban constantemente mi miedo al rechazo, mi falta de atención y mis heridas de abandono, imagina eso.
Entonces peleé con mi cabeza y quise saber y admitir hasta qué maldito punto era mi culpa, cuando lo logré, la realidad abofeteo mi cara.
Ni tu puedes cambiar porque yo lo diga, ni vas a dejar de ser y hacer lo que quieras por mi, ni debía buscar respeto en alguien que sencillamente no sé encontraba en la misma sintonia que yo.
Me duele saber que tus miedos no te permitieron reconocer que me amas y siendo sincera, no te creo. No te creo y no por orgullosa, sino porque tus acciones son más poderosas que todo lo que puedas atreverte a decir. Esque lo tenías todo y no quisiste nada.
Ocultas tanto y tantas cosas que da miedo, jamás nadie ha tenido acceso a esa parte tuya escondida, apenas se asoma y la sometes para que vuelva a su lugar.
He dudado de mi por tus mentiras, he llegado a creer que de verdad me volví loca y todo estaba fuera de mi, que yo pensaba mal y estaba enferma.
Dudo que alguna vez hayas querido ponerte en mis zapatos, de haber sido así, hubieses detenido mi tortura emocional, pero basta, no me puedo seguir angustiando por algo que jamás te interesó.
Así que dejé de buscarte, de poner atención a tus mentiras constantes, a tu falta de interés, dejé de cuestionar tus llegadas tarde, tu olor a otra piel, tus coqueteos y amorios, todo lo dejé pasar, todo dejó de importar, tu falta de responsabilidad afectiva y de respeto, dejaron de importar.
Jugaste a perderme y te dejé ganar, porque es lo que te gusta.
Debemos dejar de ser inconstantes, no voy a negar que te dejé hacerme mucho daño, a final de cuentas quise amarte, decidí amarte y así también, decidí dejarte; no mereces todo lo que quise darte.
No dejes que nadie te ame menos que yo, no lo permitas; que lo hagan mejor, pero no en menor cantidad, que sanes en ti lo que te hace mal, que puedas avanzar y dejar atrás a Lucía, que dejes de buscar amor en alguien que hace tanto tiempo te dejó, sé feliz Mía.
Solange.
Lucía y yo ♡
Mala.
Comentarios
Publicar un comentario